Querida Pe:

Sé que estas letras no te llegarán, pero desde mi humilde blog quiero felicitarte por el premio que acabas de recibir, el ansiado Señor Oscar. Y sí, estabámos ahí, medio adormilados, viéndote.

Todas las chicas, en sus sueños adolescentes, nos imaginamos en la alfombra roja, paseando con un espectacular vestido (y si puede ser de un apuesto y famosísimo actor del brazo) y finalmente subir esas escalerillas para recoger el Señor Oscar de manos de tu actriz favorita (si puede ser).

Esta noche tú lo has culminado por todas nosotras, dado que muchas de nosotras no llegaremos a cumplir ese sueño, "irreal" como tú dices, porque son sueños de chiquillas. Cumpliremos otros, seguro, pero no ese.

Hace años... coincidimos en las fiestas del pueblo de al lado al que tu has nombrado en tu discurso, nos presentaron, nos saludamos y poco más, pero desde que empezaste a sobresalir en ese mundo tan díficil, con tu tesón, tu esfuerzo y tu trabajo, siempre he procurado seguir a aquella chiquilla divertida, soñadora y alegre que conocí.

Me he emocionado (con lagrimitas), he aplaudido y he dicho ¡Bien, bien! (al estilo Salma, con su "yes").

De nuevo, ¡felicidades! y espero que la vida algún día nos vuelva a cruzar en el camino para poder decirte que te admiro.