domingo, 11 de mayo de 2008

El misterio del Solitario



Revisando un antiguo periódico encontré una entrevista a Jostein Gaarder, el escritor noruego que escribió El mundo de Sofia, pero que en esta ocasión presentaba un libro anteriora éste, El misterio del Solitario.

Nos recomienda que al leerlo, nos olvidemos de El mundo de Sofía, aunque existen semejanzas ya que ambos tratan de filosofía y descubren la labor de los filósofos clásicos, pero que son distintos en estructura y argumento. Este libro consiguió en Noruega el Premio Nacional de la Crítica Literaria y el Premio Literario del Ministerio de Asuntos Sociales y Científicos.

Su estructura está concebida a modo de cajas chinas. Hans Thomas, un chico de 12 años y su padre emprenden un viaje por carretera de Noruega a Grecia en busca de su madre, que los había abandonado ocho años antes para "encontrarse a sí misma". Padre e hijo son aficionados a la filosofía, a plantearse las cosas con una dosis de profundidad. Durante el trayecto, comienzan a suceder cosas inexplicables. En una gasolinera, un enano entrega a Hans una enigmática lupa. En otro lugar, un anciano panadero le entrega un panecillo con un libro minúsculo en su interior. La lupa le servirá para leerlo. A partir de ese momento El misterio del solitario se transforma en dos relatos relacionados: el del viaje hasta Grecia y el que Hans lee en el libro, la historia de Frode, un marinero que, tras sobrevivir a un naufragio, termina en una isla desierta con la única compañía de una baraja. A base de imaginación, Frode consigue convertir a los naipes en seres de apariencia real. Sólo un naipe se atreve a plantearse su propia realidad y se rebela contra su creador: el comodín.

La lectura del libro de Frode, repleto de imágenes simbólicas, lleva a Hans y a su padre a interesarse por las grandes cuestiones eternas: ¿Quiénes somos? ¿Tiene sentido la vida? ¿Existe Dios? ¿Hay un más allá? Para Hans y su autor, el que consigue plantearse estas preguntas ha empezado a asombrarse ante la vida, pues ya está juzgando el mundo como algo misterioso, y eso ya es filosofía. La ingeniosa técnica de Gaarder hace la lectura sugerente y entretenida. Y el mensaje final es optimista: "Lo más grande de todo es el amor, que es capaz de hacer palidecer el tiempo".

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