miércoles, 13 de junio de 2007

El beneficio de la duda

Cada mañana, camino del trabajo, al entrar en el tren, me entregan varios periódicos gratuitos. En uno de ellos suele escribir una columna, la escritora Angela Becerra, de la que ya puse en una ocasión una de sus columnas. En esta ocasión, no resisto la tentación de volver a poner otra.

La razón es un logaritmo, el sentimiento es una brisa, el instinto es un vendaval. En el mejor y preferible de los casos nos movemos entre los tres, porque la ausencia de uno de ellos nos lleva, en un extremo a la inconsistencia, y en el otro al fanatismo, esa hipertrofia de las neuronas que siempre desemboca en las cloacas de los fascismos.
¡Cuánta grandeza hay en la duda íntima, profunda, sentida y razonada, aquella que jamás se deja mecer en los brazos de predicadores siempre interesados y efímeros! ¡Cuánto talento evidencia el no saber, el renococer el "no" y el penetrar con humildad en el "quizás"! ¡Cuánta seguridad da irse a dormir con la inquietud y despertarse con la duda, sabiendo que la única verdad que configura nuestra ruta es la que sabemos construir nosotros mismos, sin los intereses interesados de los demás!
Es nuestra única condición: la humana. Siempre oscilaremos entre el instinto, el sentimiento y la razón. Los iremos combinando y dosificando, dependiendo del instante, de nuestras fuerzas, potencias, temores y debilidades.
Y al final, cuando se acaban todos los paisajes,, surge y nos penetra el de nuestra rasante supervivencia. El paisaje más profundo y auténtico porque se apoya en el personal horizonte de nuestras privadas razones, se perfila en las sinuosidades únicas de nuestros sentimientos y traspasa nubes y cielos con la eléctrica animalidad de nuestros instintos.

Angela Becerra.

¿Bello, no? Sobre todo la primera frase, me quedo sobre todo con esa frase. Me encanta como escribe esta mujer, ahora ando coleccionando cada columna suya.

No hay comentarios:

Te deseo primero que ames y que amando, también seas amad@. Y que, de no ser así, seas breve en olvidar y que después de olvidar, no guard...